Para cambiar el mundo empecemos por cambiar nosotros, a ver, si el mundo es un plato (delicioso o desastroso) seamos conscientes que nosotros somos la materia prima, uno de los ingredientes principales, mejoremos nosotros y poco a poco veremos cambios fuera. Cambiar no es nada negativo, de hecho, no hay nada que no cambie, sin cambio no hay vida. Cambia, mejora, crece Sarah Gibrán para Tigum Magazine foto